Estos días cumplimos cuatro años, y como esta es una tienda de vinos bicéfala, hemos decidido contaros nuestras impresiones y el balance de lo que ha supuesto todo este tiempo. ¡Lee nuestros mensajes!

Así era antes…
…Así es ahora

Mensaje de Luke

¡Cuatro años! ¿Podéis creerlo? ¡Pues por supuesto que sí! Roque y yo hemos capeado tormenta tras tormenta -un nuevo negocio, una pandemia mundial, una ventisca invernal que paró la ciudad, la falta de turismo-, pero seguimos aquí.

Mientras no ocurra nada más -toquemos madera-, estamos muy ilusionados con nuestro quinto año y lo encaramos desde la posición más consolidada hasta el momento. Tenemos alrededor de 2000 reseñas en nuestras plataformas de reservas online, nos han publicados en artículos, revistas y libros como lugar de referencia del vino en Madrid, y somos conocidos en todo el mundo por nuestro ridículo podcast.

Eso no quiere decir que haya sido fácil. Tengo más canas y he perdido más pelo en cuatro años que Barack Obama en su primer mandato, pero ha merecido la pena. Ver que nuestra marca crece tan rápido, que nos invitan a la radio nacional, que la gente nos visita incluso para saludar y hacerse fotos, es precioso.

Queda un largo camino por delante, lleno de muchos proyectos, muchas ideas y, por supuesto, muchos vinos. Y esperamos que todos nos acompañen en la aventura.

Mensaje de Roque

Ya han pasado cuatro años, Dios mío. Quién lo iba a decir. Y todo empezó aquella noche cuando volvía de una de las catas de vino que Luke y yo habíamos empezado a hacer. Airbnb se había puesto en contacto con nosotros unos meses antes. Estaban a punto de arrancar sus “Experiencias” y alguien de la empresa había escuchado nuestro podcast Spanish Wine Experience (que aún hoy, seis años después seguimos grabando), y se le había ocurrido que podíamos ofrecer unas catas guiadas centradas en el vino español. Fuimos una de las 10 primeras experiencias con las que Airbnb empezó en España. Hoy estamos en el top de Experiencias de la compañía en Madrid.

Pues bien, esa noche me fijé en un antiguo local comercial que se alquilaba cerca de la Plaza Mayor y pensé: qué bien estaría tener nuestro propio rincón donde poder ofrecer catas y no tener que estar yendo de bar en bar, siempre buscando mesa y a merced del buen humor o no de los camareros. También sería el lugar perfecto para vender el vino que nos gustaba.

Hablé con Luke y unos meses después estábamos subiendo la persiana de nuestra tienda en la calle del Duque de Rivas. Y no podíamos estar más orgullosos. Recuerdo que empezamos con unos 35 o 40 vinos diferentes… entre cada botella había un espacio en el que probablemente cabía otra botella. Pero no nos importaba, estábamos empezando. Nuestro vino más caro sólo costaba 30 euros y nos temblaban las rodillas cuando veíamos una botella de champán. Ahora nuestro catálogo supera las 700 referencias y nos encanta el champán.

“Este es el verde que necesitamos”.

Seguimos adelante y creciendo junto con la maravillosa comunidad de amigos que ha crecido alrededor de Madrid & Darracott. Esa comunidad es el tesoro más preciado que Luke y yo hemos encontrado después de todo este tiempo. No han sido cuatro años fáciles, ni para nosotros ni para nadie que haya montado un negocio. Nadie nos advirtió de las largas jornadas de trabajo, de que nuestras vidas iban a cambiar por completo. Pero tampoco figuraba el COVID en el guión, ni la ola nº 1, ni la nº 2, ni la nº 3, … ¿Cuántas olas hemos tenido ya? Tampoco estaba Filomena, ni la huelga de transportes, ni la inflación, ni la escasez de botellas de vidrio, ni mi rotura de menisco que me mantuvo en cama durante un mes (¿te he contado cómo me lo rompí?).

Tenemos la suerte de haber aprendido que el mejor vino no es el más caro, ni el más raro, ni aquel del que todo el mundo habla. Sabemos que el mejor vino es el que, cueste lo que cueste, puedes compartir con las personas que realmente te importan. Por eso, rodeados de nuestros clientes y amigos encontramos la energía suficiente para afrontar nuevos retos y sortear nuevos obstáculos. Esa maravillosa comunidad de amigos que nos acompañan y apoyan, con los que catamos vino cada jueves en nuestro Inside the Bottle, o los que nos acompañan en las visitas a las bodegas, o los que nos han hecho partícipes de sus vidas. A todos vosotros, gracias por estos cuatro años.

“Ponlas así, que parezca que hay muchas botellas”.
“¡Dios mío! ¡No nos cabe ni un alfiler!”
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